'Le Samuraï ' - Jean-Pierre Melville (1967)
Ayer me dispusé a revisionar El silencio de un hombre (Le Samuraï) , joya del polar francés, dirigida y coescrita por Jean-Pierre Melville en 1967, y que con el tiempo se convirtió en una de las obras maestras del cine policíaco y en obra de culto.
Entre otras cualidades, El silencio de un hombre es un poema desgarrador del hombre solo. Es también, y ante todo, una película policiaca. Este samurai, Jeff Costello (Alain Delon), no es sino un asesino a sueldo del hampa parisina. Asesina cumpliendo órdenes, por contrato. Engañado por sus socios, tiene que defenderse en dos frentes: contra la policía y contra sus cómplices. Se organiza entonces una implacable caza, todos contra un solo hombre. El héroe irrisorio de este combate nocturno triunfará. En la muerte, claro está. Una muerte deseada, organizada, como una apoteosis.
El film se inicia con una cita del código de honor japonés Bushido, y es que en el fondo Jeff Costello vive como un samurai, solitario, sin amigos y con una novia con la que mantiene una relación inestable y extraña y con una tarea que cumplirá sea como sea.
Ante todo Costello es un hombre de palabra, el cual tiene que cumplir una misión: asesinar a una persona, pero aún teniendo coartada, sus socios irán a por él con tal de que no se vaya de la lengua tras los interrogatorios que mantiene con la polícia. Será una persecución a doble banda.
Estamos ante un film maestro formalmente, con multitud de lecturas, de una profundidad envidiable, con una realización de Melville absolutamente magistral dotado de una elegancia superlativa.
Melville nos muestra un film de género negro a la vieja usanza pero a la vez dotandolo de cierta modernidad, de dinamismo, del toque característico del maravilloso polar francés, y nos narra el camino de un samurai urbano hacia su propia muerte, que no entiende de códigos, excepto del suyo propio, en unas calles deshabitadas, en un entorno solitario, con femmes fatale, nightclubs y con un personaje principal que apenas habla, sin aparentes sentimientos, que vive para ello y que solo entiende su propia justicia y pensamiento.
Jean-Pierre Melville era un autentico fan de la cine noir norteamericano de los 30 y posteriores, films como La mujer del cuadro, Perdición, Hampa Dorada, Al rojo vivo, Laura, Los violentos años 20, etc…, han influenciado lógicamente en su obra, nada más hay que comprobar el nombre del personaje de Delon (Jeff Costello) un nombre imposible para un parisino natural de Francia.
A su vez, Melville entre otros realizadores, ha servido de profesor cinematográfico mediante sus obras a una generación de cineastas asiáticos destacables, como pueden ser Johnnie To, John Woo (en su etapa hongkonesa), Kim Jee-Woon, Park Chan-Wook o Wong Kar-Wai.
Alain Delon realiza una interpretación, en mi opinión, colosal, se come la pantalla, realmente nos creemos su creación, la de un hombre insaciable, implacable pero honorable. Un auntentico asesino pero con astucia y saber. Los demás actores y actrices están muy convincentes.
No cabe duda de que este Jeff Costello nos recuerda a ese Chacal interpretado por Edward Fox en el film Chacal de Fred Zinnemann, en muchos de los aspectos.
Y es que da absoluto gusto ver todas esas escensa de Delon en el coche bajo la lluvía, en el puente con el encuentro con el socio, la entrada en su casa tras el paso de la polícia, esas escenas en la casa de la pianista, etc…
El guión es buenisimo y la dirección maravillosa, llena de travellings, de planos secuencia, de picados y contrapicados, un sinfín de buenísimos planos orquestrados por Melville de manera indudablemente ejemplar, y con un final redondo.
También es fantástico el tratamiento interno del protagonista (Costello), el personaje del oficial de polícia, un tipo que es capaz de vender lo que sea para conseguir meter entre rejas a Costello, usando incluso trampas con su novia, y por último fabuloso también el personaje de la pianista, un personaje que realmente también anda en ese mundillo oscuro y peligroso y que en el fondo podemos pensar que se siente atraída por Costello.
Si hay algo que destaque en el film (entre otras muchísimas cosas) es ese excelente final, minimalista, con ese révolver sin balas, la femme fatale mirando el cuerpo de Costello. Magnífico final, me recordó a esos finales de Hitchcock que se acababan justo en el punto perfecto (por ejemplo véase Frenesí).
Recomendación: No os perdáis otra pelicula polar de Melville: El circulo rojo de nuevo con Alain Delon.
En definitiva, Le Samuraï (El silencio de un hombre) es una obra maestra del cine, una de las cumbres del polar francés y en mi humilde opinión una película de obligado visionado.
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fluidoramon -